El derecho de autor tiene una doble naturaleza, moral y patrimonial, como deja claro el artículo 2 de la LPI, cuando establece que “la propiedad intelectual está integrada por derechos de carácter personal y patrimonial, que atribuyen al autor la plena disposición y el derecho exclusivo a la explotación de la obra”.
De ahí que los derechos que componen el derecho de autor se puedan agrupar en dos grandes categorías: derechos morales (paternidad, integridad, divulgación…) y derechos patrimoniales (reproducción, distribución, comunicación pública, transformación).
Derechos morales
Como ya mencionamos previamente,
los derechos morales tienen su origen en los países del sistema jurídico
latino-continental, por lo que disfrutan de una completa protección en países
como España o Francia, mientras que en los países anglosajones se han
reconocido muy recientemente (por ejemplo, en 1988 en el Reino Unido o Canadá)
y gozan de una protección mucho menor.
Según el artículo 14 de la LPI, corresponde al autor:
Según el artículo 14 de la LPI, corresponde al autor:
1. Decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma.
2. Determinar si tal divulgación ha de hacerse con su nombre, bajo
seudónimo o signo, o de forma anónima.
3. Reconocimiento de su condición de autor de la obra.
4. Respeto a la integridad de la obra e impedir cualquier deformación,
modificación, alteración o atentado contra ella que suponga perjuicio a sus
legítimos intereses o menoscabo a su reputación.
5. Modificar la obra respetando los derechos adquiridos por terceros y las
exigencias de protección de bienes de interés cultural.
6. Retirar la obra del comercio, por cambio de sus convicciones
intelectuales o morales, previa indemnización de daños y perjuicios a los
titulares de derechos de explotación. Una vez retirada, puede revocarse
ofreciendo preferentemente los derechos de autor al anterior titular en
condiciones similares a las originarias.
7. Acceder al ejemplar único o raro de la obra, cuando se halle en poder de
otro, a fin de ejercitar el derecho de divulgación o cualquier otro que le
corresponda. De forma que cause las mínimas incomodidades al que posea la
obra legítimamente, al que se indemnizará, en su caso, por los daños y
perjuicios que se le irroguen.
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